Los tiros por la culata de Biden, Cameron y Macron

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En enero del 2013, el primer ministro David Cameron prometió un referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea. Presumía una victoria segura, que acallaría a los sectores de su partido Conservador hostiles a la UE y reforzaría su autoridad. La consulta fue convocada en diciembre del 2015. Tras una campaña plagada de mentiras, el 23 de junio siguiente un 51,89% del electorado optó por la salida. Cameron debió renunciar. En enero del 2020, la Union Jack dejó de ondear en Bruselas.

El 9 de junio, ante la victoria de la extrema derecha francesa en las elecciones al Parlamento Europeo, el presidente Emmanuel Macron disolvió la Asamblea Nacional y adelantó las elecciones legislativas. Apostó a generar un apoyo suficiente para apuntalar su gobierno. Sucedió lo contrario. Todo indica que en la segunda ronda electoral, el domingo, los extremistas ampliarán el éxito de la primera y podrían rozar la mayoría. El Nuevo Frente Popular, desarticulada alianza de izquierdas, ocupará el segundo puesto. El centro dejará de ser un factor clave. Peor, imposible.

Ambos casos revelan los agudos traspiés a que pueden conducir la mala percepción, el exceso de confianza y la arrogancia políticas. Joe Biden y el Partido Demócrata son otro ejemplo.

Ante crecientes dudas sobre las capacidades cognitivas del presidente, su equipo de campaña logró un debate adelantado con Donald Trump. Presumían que, con un desempeño razonable, despejaría los nublados. Como con Cameron y Macron, el tiro salió por la culata. El descalabro dejó al desnudo su gran debilidad para desarrollar la campaña y gobernar cuatro años más. Quien al inicio del gobierno se definió como "puente" hacia otra generación, nunca debió postularse de nuevo. Por desgracia, lo hizo, pero aún hay tiempo para que libere el camino a un sustituto. La alternativa implicaría un suicidio político.

Las democracias sólidas tienen recursos correctivos. Ayer, los conservadores británicos, responsables del desastroso brexit y otros desatinos, sufrieron una histórica derrota. Quizá su mayor cercanía al poder desgaste a la extrema derecha francesa de aquí al 2027. Un triunfo de Trump, en cambio, podría dar al traste con las instituciones republicanas y democráticas de su país. La posibilidad de corrección sería, entonces, casi imposible.

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X (anteriormente, Twitter): @eduardoulibarr1

El autor es periodista y analista.

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