Escándalo en Mar del Plata: el clásico de básquet entre Peñarol y Quilmes se suspendió cerca del final por graves incidentes

https://resizer.glanacion.com/resizer/v2/GVPZ7UXFHNC73P2UZ2L6KNP52M.jpg?auth=2e77bbcef5f57aae6d8d22a9b1d5a4253c232436bca705af368830ad50ee9e72&smart=true&width=1024&height=680

Debió ser una fiesta. Peñarol y Quilmes se volvieron a encontrar por la tradicional copa de pretemporada Juan Pablo Sánchez, en el Polideportivo de Mar del Plata. Es un amistoso, pero se vive como si fuera por los puntos, porque se trata del superclásico del básquetbol, más allá de Mar del Plata.

Porque verdaderamente la llama no se apaga. Por convocatoria, por historia, por arraigo social. Quilmes- Peñarol es uno de los encuentros que más pasiones despierta en el básquet nacional a pesar de que ahora se encuentran en categorías distintas. El Cervecero está en la Liga Argentina y el Milrrayitas en la Liga Nacional, la cumbre del básquetbol local.

El motivo era noble: homenajear a Juan Pablo Sánchez, escolta mendocino con paso por ambas instituciones y fallecido en 2021. La tercera edición de la copa era motivo de orgullo y pasión para todos. Sin embargo, todo terminó de la peor manera.

Una vez más: la violencia destrozó todo.

Tanto fue así que el encuentro debió debió suspenderse por graves incidentes en las tribunas del tradicional estadio Polideportivo Islas Malvinas. Apenas restaban 2.32 minutos para el final del partido y con el marcador en favor de Quilmes por 63-48comenzaron las peleas entre fanáticos dentro del estadio, a la vista de todos los espectadores y jugadores. Se tomaron a golpes de puño en las tribunas, que se convirtieron en un campo de batalla, con personas llegado a rodar por las escaleras. Entre todos, ancianos, mujeres, niños.

La escalada de sinrazón entre ambas parcialidades llegó a punto de ebullición cuando se acababa el encuentro. Comenzaron apelearse mano a mano y hasta hubo revoleo de sillas y de plateas arrancadas de sus lugares. La policía, si bien tardó largos minutos en intervenir, tampoco pudo resolver nada, hasta fue víctima de lanzamientos de objetos contundentes y golpes de todo tipo.

A dos minutos del cierre, se determinó la suspensión del encuentro.

Luego del escándalo, ambas instituciones emitieron un comunicado oficial en sus respectivas redes sociales. "Desde el Club Atlético Quilmes repudiamos los hechos de violencia sucedidos en el clásico del básquet argentino. Estamos en contra de todo tipo de manifestación que no sean los valores que da el deporte y la educación", indicaron desde el lado tricolor.

Desde el lado de Peñarol se suscribió: "Se repudia enfáticamente los hechos de violencia acontecidos en el marco del clásico". Luego, completó: "Estos incidentes provocados por un grupo de inadaptados no pueden empañar la lucha y el trabajo en común llevado a cabo durante todos estos años para erradicar la violencia en el estadio.

Y concluyeron: "Lamentamos las bochornosas imágenes que se vivieron y no podemos permitir que una minoría arruine con su accionar violento los valores de respeto, la sana convivencia y la lealtad deportiva que propugnamos y queremos preservar. Los miles de hinchas que asistieron al partido de una y otra parcialidad, no merecían un final así. Este hecho nos compromete a trabajar para que esto no ocurra nunca más, con la convicción de que los responsables deben ser identificados y sancionados con todo el rigor de la ley. El resultado es uno solo, perdimos todos".

Pese a la suspensión del clásico, el trofeo quedó en poder de Quilmes y hasta se le hizo entrega del trofeo. Los jugadores festejaron con mesura ante la gravedad de los acontecimientos. Según varias versiones, las sanciones serían durísimas para ambos clubes.

×