
La tendencia de bienestar que revoluciona a la realeza y a los millonarios: este es el hobby favorito de Meghan Markle, los Middleton o de la familia
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La sabiduría popular nos dice que las modas siempre vuelven, y parece que no solo se refieren a cuestiones estilísticas, sino también a ciertos hábitos de vida. En pleno siglo XXI pocos podrían haber imaginado que una actividad milenaria del ámbito rural se convertiría en la nueva afición de las elites económicas y sociales.
Así, más allá de los restaurantes más frecuentados por la jet set o la historia de amor entre la hípica y los millonarios, la apicultura es la nueva afición que reúne a los vips de todo el mundo. Una apuesta por la miel y las colmenas caseras que se ha convertido en la tendencia de bienestar del momento.
Una revolución que ha tomado un gran impulso en los últimos meses, con la viralización de famosos que han hecho de la apicultura su nueva afición. Es el caso de la comentada miel de Meghan Markle. La duquesa de Sussex comenta en el primer episodio de su serie para Netflix, 'Con amor, Meghan', "la satisfacción que le da haber visto crecer su colmena". "Es precioso sentir la conexión con ellas", asegura también junto a un apicultor profesional que la ha guiado en esta materia.
Aunque la Duquesa no es el primer miembro de la familia real británica cercana a esta nueva tendencia. El rey Carlos III lleva décadas fomentando y apoyando los productos sostenibles y locales, entre ellos la miel. De hecho, cuenta con una organización de la que David Beckham es embajador, la 'Fundación del Rey'. "¡Compartimos consejos de apicultura!", aseguró el exfutbolista en un encuentro con periodistas.
El deportista se ha convertido en un firme defensor de las abejas, explicando que tras una infancia urbana, busca aprovechar al máximo cualquier actividad al aire libre. Por ello, no es extraño verle extrayendo la miel de las colmenas o decantándola. A ellos se suman otros nombres muy populares, como el hermano de Kate Middleton, James Middleton y su mujer, Alizée Thevenet, Martha Stewart o Scarlett Johansson, que recibió su propia colmena de manos de Samuel L. Jackson.
Aunque esta faceta apicultora no es nueva. A lo largo de la historia nos hemos encontrado con muchos personajes conocidos, y millonarios, fascinados por las abejas. De Aristóteles a Charles Darwin o Sylvia Plath, todos ellos tenían sus propias colmenas. Al igual que más recientemente Morgan Freeman, con más de 5.000 hectáreas de su rancho convertidas en un santuario de abejas.
El privilegio de tener colmenas
Una nueva pasión apicultora que tiene diferentes raíces, más allá del gusto personal que pueda desarrollar cada individuo. Así, entran en juego diversos factores psicológicos y sociales. Por ejemplo, el hecho de que la apicultura permita una reconexión con la naturaleza en un mundo cada vez más urbanizado y tecnologizado.
Un regreso al campo que produce un gran bienestar emocional, ya que ayuda a reducir el estrés y la ansiedad asociados con la vida moderna. De hecho, según estudios en psicología ambiental, como la investigación '¿Cuál es la mejor dosis de naturaleza y ejercicio verde para mejorar la salud mental? Ciencia y tecnología ambiental' la apicultura puede mejorar la salud mental.
Un beneficio que aprovecharían tanto personas a nivel personal como aquellas que busquen generar un negocio vinculado a la vida saludable, siguiendo este reclamo de actividades al aire libre sin tecnología.
A la par que mejora la coordinación motriz y la resistencia física, ya que implica movimientos precisos y la manipulación de equipos pesados al cosechar la miel. Mientras, que la exposición a la naturaleza y el aire libre mientras se practica la apicultura fortalece el sistema inmunológico al aumentar la producción de serotonina y dopamina.
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Marina Velasco
Además, otro factor que impulsa el interés de más reciente en la apicultura por la alta sociedad es su sensación de exclusividad y lujo. La realidad es que, a no ser que vivas en el campo o tengas un terreno propio en un pueblo, muchas personas no pueden practicar esta actividad, ya que se requieren unas condiciones concretas a las que no pueden acceder la mayoría de quienes viven en las grandes urbes.
Un nuevo lujo, que parece sencillo, pero que cuenta con el privilegio de poder realizar actividades diferenciadas a las de otras personas. De hecho, el sociólogo Richard Louv analiza en su libro 'Los últimos niños en el bosque' cómo las personas con mayores recursos financieros son las que tienen más capacidad para acceder a entornos naturales exclusivos, como casas de campo o propiedades rurales.
A la par que se vive como un hobby, no como una profesión o negocio, con la responsabilidad extra que ello conlleva. Más allá de estos matices, el furor por estos insectos alados, tan típicos de España, que también tiene un componente positivo: su defensa y conservación. Atribuida a Albert Einstein, se cree que el genio pronunció una famosa sentencia: "Si las abejas desaparecieran, a los hombres solo nos quedarían 4 años de vida". Una apocalíptica, pero realista realidad.
Al menos el 33% de los alimentos que consumimos tienen su origen en la polinización que hacen las abejas, y sin ellas, no se produciría. Por ello, es fundamental cuidar y promover su existencia, en peligro por diversas causas como la contaminación o el cambio climático.