Cómo apoyar a tu hijo si ha suspendido en sus notas
Hoy a las 12:39 AM
Ya se acaba la escuela y con el fin llegan las notas escolares a casa. Quizá las notas no sean las mejores e incluso es posible que tu hijo/a haya suspendido, pero, ¿debes ponerte nervioso y gritar a tus hijos por eso? En absoluto. Tu hijo necesitará tu apoyo y comprensión independientemente de cuál ha sido el resultado de su boletín escolar.
No importa si tu hijo está en primaria o en la universidad, te necesitará a su lado para combatir la tristeza y la frustración cuando hayan fallado en sus notas. Es necesario que sepas cómo ayudarles a enfrentar la sensación de fracaso para que sea un aprendizaje que le ayude a mejorar los resultados en el futuro.
Controla tu reacción
La forma en que un padre o una madre reacciona ante el fracaso de su hijo determina si tendrá un efecto educativo o perjudicial en el niño. Los padres tienen una poderosa influencia durante la infancia. Tienen que enviar mensajes sobre qué es el fracaso y cómo responder a él. Si tu hijo suspende, reúnete con sus maestros y consulta qué es lo que ha podido fallar para trabajar sobre eso y que estos momentos difíciles sean de aprendizaje para todos.
En momentos de frustración, es importante que los adultos gestionen sus emociones antes de hablar con los niños. Mostrar enfado o decepción extrema puede hacer que el niño se cierre al diálogo. En cambio, una actitud calmada permitirá abordar el tema con empatía y buscar juntos soluciones efectivas.
Piensa en su capacidad
En ocasiones, los niños se sienten incapaces de completar las tareas, tienen miedo al fracaso, baja autoestima o incluso, pueden tener falta de concentración. Cada niño es diferente y cada caso concreto debe ser investigado para saber cómo ayudarle en sus estudios. Lo ideal es consultar con un psicopedagogo para que os ayude en este camino.
Es importante reconocer las fortalezas y los desafíos a los que se enfrenta un niño para solucionar el problema y, si es necesario y requiere intervención educativa, llevarlo a cabo. Se pueden realizar pruebas y evaluaciones para saber cuál es la capacidad de pensamiento e inteligencia del niño. Esto puede revelar áreas donde necesite más apoyo y permitirte trabajar en ellas de forma efectiva.
La importancia de la motivación y la autoestima
Es fundamental que los niños entiendan que un suspenso no los define como personas ni como estudiantes. Muchas veces, los niños sienten que no son lo suficientemente buenos, lo que afecta gravemente su motivación y autoestima. Para cambiar esta percepción, es esencial reforzar la idea de que el aprendizaje es un proceso continuo y que equivocarse forma parte del camino hacia el éxito.
Motivarlos con frases positivas y recordándoles que tienen capacidades únicas les ayudará a retomar los estudios con más confianza. Como padre o madre, también puedes servir de ejemplo al mostrar una actitud resiliente frente a los problemas cotidianos.
Cuando todo es más complicado
A medida que los niños suben de curso, la carga de trabajo aumenta y sienten más presión para tener mejores notas, algo que sin duda les puede causar estrés y ansiedad. Cuando esto ocurre, es necesario tener una reunión con el maestro y enseñar a los niños a administrar su tiempo, algo que siempre resultará en un mejor rendimiento académico.
En ocasiones, enseñar una estrategia de estudio y hacer un calendario para estudiar y de trabajo en casa es más que suficiente para que el niño se estructure mentalmente y, como consecuencia, también sus tareas. Todo estará más organizado y obtendrá mejores resultados. Además, integrar pausas y momentos de ocio puede ser clave para que el estudio sea más productivo y menos agotador.
Lo último que necesitan los niños es que se les castigue o se les apliquen consecuencias negativas cuando en realidad s sí que se han esforzado por intentar hacer las cosas mejor de lo que les han salido finalmente. Premiar el esfuerzo en lugar de los resultados también es una estrategia efectiva para fomentar hábitos de estudio positivos y duraderos.
Enséñales el valor de la responsabilidad
Aunque el apoyo emocional es crucial, también lo es enseñarles a asumir las consecuencias de sus acciones. Si tu hijo no ha estudiado lo suficiente, debe entender que será responsable de su resultado académico. Esto no significa culpabilizarlo, sino ayudarle a identificar qué podría haber hecho de manera diferente y cómo puede mejorar en el futuro.
Juntos, podéis crear un plan que incluya horarios claros, un espacio adecuado para el estudio y estrategias para organizar mejor el tiempo. Por ejemplo, usar técnicas como el método Pomodoro, que consiste en estudiar en bloques de tiempo con descansos intermedios, puede ser una herramienta útil.
Crea un ambiente positivo en el hogar
El hogar juega un papel vital en el rendimiento académico. Un ambiente positivo, donde los niños se sientan apoyados y valorados, les anima a esforzarse más. Evita las comparaciones con otros niños o hermanos, ya que esto puede generar rivalidades y sentimientos de incompetencia.
Además, fomenta el diálogo abierto para que puedan expresar sus preocupaciones, miedos o frustraciones relacionadas con sus estudios. Escucharles sin juzgar es esencial para construir una relación de confianza.
Busca ayuda profesional si es necesario
Si después de implementar medidas como estas, notas que tu hijo sigue teniendo problemas significativos en el rendimiento académico, podría ser hora de buscar ayuda profesional. Psicólogos infantiles, psicopedagogos o tutores pueden ofrecer apoyo adicional y estrategias personalizadas según las necesidades de tu hijo.
Este paso no debe verse como un fracaso, sino como una oportunidad para garantizar que tu hijo reciba el apoyo necesario para superar sus dificultades y desarrollar todo su potencial.
Cada niño es único, y lo más importante es recordar que los suspensos no son el final del camino, sino un punto intermedio donde se puede aprender y crecer. Con paciencia, amor y las herramientas adecuadas, podrás ayudar a tu hijo a superar cualquier obstáculo y enfrentar el futuro con confianza.