Así es el pasaporte vocal: la clave con la que lograron resolver el crimen de Anabel Segura, que llega a 'Netflix'

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Hay crímenes tan difíciles de resolver que hasta el más mínimo detalle puede ayudar a los investigadores a encajar las piezas del puzzle para poder dar con los responsables y poder cerrar el caso. En el de Anabel Segura no podemos hablar de resolución, aunque sea la palabra técnica, ya que dejó al país completamente desolado en la que se considera la desaparición más larga de la historia de España. Casi tres años desde que saliera a correr por La Moraleja y un auténtico calvario para su familia, que vieron cómo la sociedad se movilizaba como nunca antes había ocurrido, ya que se pedía con fuerza, desde el primer momento, la colaboración ciudadana.

El 22 de noviembre, 'Netflix' estrena la docuserie '900 días sin Anabel Segura', una docuserie en la que se podrán escuchar, por primera vez, grabaciones inéditas de conversaciones que tuvieron los secuestradores y autores del crimen, a los que los investigadores consiguieron llegar gracias a una técnica conocida como pasaporte vocal, puntera hace tres décadas y que permite a la Policía Nacional analizar y reconstruir un determinado perfil criminal: el pasaporte vocal. Una palabra, "bolo", fue la determinante para estrechar el cerco y tender una trampa a dos hombres que asesinaron a la joven de 19 años solo cuatro horas después de retenerla para pedir un rescate.

El crimen de Anabel Segura: un secuestro que terminó en tragedia y dejó a un país desolado

Anabel Segura salió a correr por La Moraleja, la urbanización situada en el municipio madrileño de Alcobendas, a primera hora de la mañana del 12 de abril de 1993, cuando dos hombres se la llevaron en una furgoneta para pedir un rescate en lo que se llegaba a catalogar como una chapuza que terminó con la vida de la joven de 19 años, tal y como subraya en el podcast 'Criminopatía' Lara Tiscar: "Esta historia empieza con el reencuentro de dos viejos amigos ahogados por las deudas y preocupados por el futuro. Tras compartir sus miserias, deciden que la mejor forma de salir del agujero es secuestrar a alguien y cobrar un rescate". Fue una investigación en la que por primera vez se difundía información muy concreta para solicitar la colaboración ciudadana, algo nunca antes visto en casos similares en España.

Los investigadores y la ciudadanía pensaban que estaban ante el secuestro más largo de la historia del país, pero en realidad no fue así, ya que Emilio Muñoz Guadiz y Cándido Ortiz Aón, quienes asaltaron a Anabel aquel día, la mataron solo cuatro horas después. En la zona por donde la víctima salió a hacer deporte aparecieron dos partes del chándal que vestía y el 'walkman' con el que se escuchaba música por aquel entonces, en su caso con una cinta de Whitney Houston. Dos días después, el 14 de abril, comenzarían las conversaciones con el negociador de los Segura para que se pagara un rescate, que fue aumentando la cantidad hasta que los autores del asesinato solicitaron 150 millones de pesetas.

El pasaporte vocal: una técnica pionera que permitió a la Policía Nacional llegar al lugar del crimen de Anabel Segura

Mientras España se organizaba en plataformas ciudadanas con un lazo amarillo clamando que Anabel Segura apareciera con vida, Emilio Muñoz y Cándido Ortiz seguían orquestando un rescate por un secuestro que no era tal, ya que habían matado a la joven el mismo día que se la llevaron de La Moraleja. Un técnico de mantenimiento del Colegio Escandinavo Internacional del barrio fue el único testigo de aquel asalto y llegó a ver cómo se la llevaron, pero no llevaba gafas y aunque intentaron con sesiones de hipnosis que diera con la matrícula, no pudo dar ese detalle. Sí fue consciente de que una mujer les ayudaba y precisamente resultó ser Felisa García, la mujer del primero de los autores del crimen mencionados anteriormente, que llegó a imitar la voz de la víctima en las llamadas de negociación para conseguir el rescate.

Precisamente, la voz les delató y es que una técnica que empezaba a utilizarse en la Policía Nacional pudo dar con ellos. Utilizaron un cebo, al decir que habían escuchado la palabra "bolo", típica de Toledo, en la voz de unos niños en una de las llamadas para pedir dinero, pero en realidad querían provocarles para que se pusieran en contacto, una vez ya habían pinchado sus teléfonos. Fue entonces cuando consiguieron estrechar el cerco y ellos mismos confesaron y llevaron a los agentes al lugar en el que estaba el cadáver de Anabel, en Numancia de la Sagra, en una fábrica de ladrillos abandonada. El Área de Acústica Forense de la Policía Nacional fue clave para poder dar una respuesta a su familia y encontrar el cuerpo sin vida de la joven, aunque en ese momento trabajaba con técnicas tan punteras como poco atractivas para algunos magistrados, como el pasaporte vocal.

"Son capaces de reconstruir el perfil de un criminal con solo escuchar su voz", resumían en 'laSexta' en 2019, cuando se cumplían tres décadas de que se pusiera en marcha el pasaporte vocal. Lo integran un equipo de logopedas, fonetistas o físicos y el jefe de labotario, Carlos Delgado, quien participaba en aquella investigación de los años 90, hablaba con el citado medio y también respondía a la 'Cadena Cope', donde explicaban que pudieron saber que el magnetófono desde donde se realizaron las grabaciones era el de los autores por el chasquido que se escuchaba, ya que tenía un defecto. "Podemos saber el nivel de estudios de esa persona, si la voz puede estar asociada a un entorno profesional determinado o características que puedan dar pistas de una posible disfunción que nos puede llevar a un rasgo fisionómico de la cara", detallaba el responsable de la unidad, que fue determinante en este crimen que conmocionó a España.

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