El motivo de la infanta Cristina para llevarse bien con Urdangarin: "Ese no es Iñaki"

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Para la infanta Cristina el proceso de aceptación ha sido largo y complejo pero siempre desde el mismo punto de vista. Cuando Iñaki Urdangarin fue imputado empezaron los problemas, dificultades que no fueron más que en aumento con los años.

Al entrar en prisión, el exduque de Palma cayó en una especie de desconcierto mental que le alejó de todo, incluso de su familia. Su salida no fue distinta, al contrario, sirvió para romper todavía más si cabe las conexiones sentimentales que le unían a su mujer. Todo lo aquí explicado se lo ha contado la Infanta a unos pocos, incluido su padre, que ha escuchado horrorizado durante años el relato de su hija.

Los reyes eméritos, los exduques de Palma y Miguel Urdangarin. (EFE)

“Se trastocó, está como trastornado, no es él”, repite don Juan Carlos a quienes cuenta sus impresiones. Y lo hace algo preocupado al ver que la Infanta sigue manteniendo buena relación con el padre de sus hijos. El rey Juan Carlos I asesoró a doña Cristina en el proceso de su divorcio desde el principio, consciente de que era algo más que un simple divorcio. Pero poco a poco fue viendo como ella no rompía el hilo y él pedía y pedía sin freno.

Urdangarin señala

“Al final me va tocar pagar a mí”, bromeaba el rey expatriado, consciente de que doña Cristina era capaz de dar a su exmarido todo lo que pedía. Que no era poco. Porque Urdangarin siempre ha considerado que todo lo que le ha sucedido ha sido por culpa de su familia política, piensa que le dejaron en la estacada, que tenían que haberle ayudado. Y con ese planteamiento negoció el divorcio de la Infanta.

Silvia Taulés

Un planteamiento que no comparte de manera alguna el rey Juan Carlos. Por eso se distanció al final del proceso y lo dejó en manos de algunos de sus más cercanos asesores. “No quería pagar él el pato de la infidelidad de Iñaki”, señalan fuentes del círculo íntimo de la familia.

La Infanta había visto desde hacía meses que su marido no estaba bien, mucho antes de que saliera de prisión. Es más, mientras su marido estaba en la cárcel de Brieva, Cristina de Borbón realizó varias llamadas importantes para pedir documentos que demostraran que le había sido infiel durante su matrimonio. Quería consultar con un abogado, incluso visitó a uno en Barcelona, aunque finalmente pudo más la misericordia y abandonó cualquier intento de iniciar un proceso de separación. La crisis estaba allí, por supuesto, pero la Infanta decidió luchar por su matrimonio.

Hablaron de crisis

Cuando Urdangarin logró la libertad, su mujer habló con los cuatro hijos, Juan, Pablo, Miguel e Irene, y les advirtió de que tuvieran paciencia, que su padre necesitaba tiempo para readaptarse, que había una crisis que tenían que superar todos juntos. Y mientras ellos trataban de entender al padre, el padre iniciaba una relación sentimental paralela que lo dinamitó todo.

Silvia Taulés

La reacción de doña Cristina fue un enfado monumental, quedó “devastada”, se ha dicho aquí tantas veces, pero ni eso hizo que sus sentimientos de cierta ternura disminuyeran. “Sigue siendo el padre de sus hijos”, señalan las citadas fuentes, “y eso es fundamental para ella, religiosa y tradicional como es”.

La religión

La religión es otro de los puntos que sorprendieron a la Infanta. “La obsesión de Iñaki por lo religioso, la lectura compulsiva de libros de religión, su devoción intensa… Lo dicen Cristina y su padre, que se ha trastocado”. Ahora ven a Urdangarin luchando por ser anónimo y lo comentan con chascarrillos, porque saben que es algo imposible de lograr. “Hombre, un exmiembro de la Familia Real, el preso más famoso de España, exduque… ahora quiere que nadie le conozca, eso es una locura más, lo curioso es que Cristina le apoya hasta en eso”.

Silvia Taulés

Por eso hemos visto tantas veces a la Infanta con la alianza de casada, un anillo con el que juega al despiste y combina con otros e incluso lo cambia para que no se sepa a ciencia cierta qué luce en su mano. “Ella recuerda al Iñaki de antes, al que era su marido, y dice que nada tiene que ver con el hombre de ahora, que es un desconocido, un hombre distinto”, señalan las citadas fuentes.

Lo mismo comenta don Juan Carlos, que ha intentado no reencontrarse con Urdangarin nunca jamás aunque la familia lo puede todo y ha coincidido con él en alguna ocasión. La más sonada fue hace algo más de dos años, en la graduación de Irene Urdangarin. Aquel día, don Juan Carlos hizo vídeollamadas a algunos amigos desde la casa de su hija en Ginebra, donde estaban todos menos Iñaki Urdangarin, que se ausentó cabizbajo y fuera de lugar.

El 'nuevo Iñaki'

El carácter del ‘nuevo Iñaki’ quedó también al descubierto la última vez que se topó con prensa en Barcelona. Corría abril de este año y tras una comida en el restaurante Upper (el favorito, por cierto, de la infanta Cristina), se sintió perseguido por varios fotógrafos a quienes se encaró con unos nervios que sorprendieron a los periodistas. Es importante recordar que estos mismos reporteros conocen a Urdangarin desde hace décadas y que jamás lo habían visto como esa vez.

R. R.

Su abogado y amigo, Mario Pascual Vives, salió en su defensa en ‘El Periódico’, pese a haber reconocido que no era el de antes y pese a que todo su entorno se mostró preocupado. Urdangarin está feliz con Ainhoa Armentia, eso sí, y sigue una rutina discreta y alejada todo lo posible de los focos para lograr su objetivo. Lleva una vida humilde dentro de sus gustos, de bajo perfil y muy familiar. Aunque todos, Infanta incluida, insisten: “Ese no es Iñaki”.

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