
De la elegancia de Carolina de Mónaco al efecto seductor de la princesa Charlène: los looks del Baile de la Rosa 2025
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03/29/2025 06:02 PM
Noche para el recuerdo para los acérrimos de la realeza monegasca. Este sábado, ha tenido lugar el célebre Baile de la Rosa, una de las citas más importantes para el Principado de Mónaco. De hecho, es la única, junto a la Gala de la Cruz Roja, que marca su calendario social. De ahí a que cobre especial importancia, pues son pocas las veces en las que gran parte de sus miembros se reencuentran en público. Prueba de ello es que ha servido, durante décadas, de escaparate sobre lo que acaece de puertas para dentro: desde la poca complicidad que había entre Carolina y Estefanía con Charlène.
Este año, el evento, que marca el comienzo de la primavera, ha tenido lugar en la Salle des Estoiles del Sporting Montecarlo. Hasta allí se han desplazado multitud de personas dispuestas a ser testigos de una noche mágica. Y eso que no es apto para todos los bolsillos. Aquellos que no han recibido invitación y, aun así, han querido asistir, han tenido que abonar hasta 1.000 euros por cubierto. Parte de ese precio radica en que, con el paso de los años, se ha convertido en una de las citas internacionales más importantes por su razón de ser: recaudar fondos para la Fundación Princesa Grace para ayudar a personas y niños necesitados a través del desarrollo de proyectos humanitarios y filantrópicos.
Este encuentro se ha convertido en toda una tradición. Sus inicios se remontan a 1954, cuando Grace Kelly, que hacía poco que había contraído matrimonio con Rainiero de Mónaco, decidió organizar un baile con el objetivo de recaudar fondos para la fundación que lleva su nombre. También se ha llegado a publicar que, al principio, fue una estrategia del matrimonio para convertir a Mónaco en un destino turístico para las grandes élites. Y no sería una idea descabellada, pues la princesa tenía grandes amigos en Hollywood, quienes no dudaron en dar soporte a su iniciativa. Con su deceso, su hija Carolina cogió su testigo.
Por todos es conocido que cada edición es única. Mientras que en la pasada, en la que estuvo presente Agatha Ruiz de la Prada, la temática versó sobre la estética de la época disco de los años 70, en la nueva han optado por el ‘baile del atardecer’. Como era de esperar, la decoración ha sido de lo más acertada: con palmeras y colores rosáceos y el mar. Señalar que el encargado de los decorados es Christian Louboutin, a quien se le encomendó esta tarea cuando Karl Lagerfeld, amigo íntimo de Carolina de Mónaco, falleció. Hasta entonces era el quién, con su arte, conseguía sorprender a los asistentes.
Por segundo año consecutivo, Charlène de Mónaco ha asistido junto al príncipe Alberto. Y ha vuelto a acaparar todas las miradas. La princesa, para la ocasión, ha optado por un vestido negro, con detalles de encaje verde, que juega con la trasparencia de la manga izquierda, lo que permite crear un efecto seductor y elegante a partes iguales. El escote, en palabra de honor, equilibra la feminidad del encaje. Todo esto lo ha acompañado de clutch dorado minimalista. Por último, en lo que concierne al peinado, ha optado, como en varias de sus últimas apariciones públicas, por un recogido con dos mechones frontales.
Otra de las grandes protagonistas de la velada ha sido Carolina de Mónaco. La hija de Grace Kelly ha apostado por un vestido de silueta tipo columna de color blanco de lo más elegante. También tiene un toque moderno por el escote asimétrico y el detalle drapeado que llevaba en el hombro derecho. En lo que respecta a la elección de accesorios, ha optado por una pulsera dorada en la muñeca. El pelo, suelto con ondas, enfatiza su porte como miembro de la realeza monegasca. Tanto a ella como a la esposa del príncipe Alberto les han dado un ramo de flores de tonos rojizos nada más entrar y ante los vítores de los presentes.
Tras su aparición, en la que también ha estado Christian Louboutin, han posado el resto de las mujeres de los Grimaldi. Una de las más aclamadas ha sido Alexandra de Hannover. La joven ha aparecido con un vestido de color rosa -de la firma Giambattista Valli- con un corpiño drapeado que realzaba su figura. Por otra parte, la falda de tul, adornada con detalles florales en la cintura, aportaba un aire de cuento de hadas. También ha elegido un collar brillante que complementaba el look sin restarle protagonismo al vestido. El peinado, suelto y natural, enfatizaba una estética fresca, ideal para una velada de ensueño.
También ha derrochado elegancia Carlota Casiraghi, quien ha optado por un vestido negro, de la firma Channel, y con detalles de pedrería en la parte superior. La falda, con volumen controlado, brindaba una silueta de impacto sin perder fluidez. En su caso, la hija de Carolina de Mónaco ha escogido un penado recogido que dejaba el rostro despejado y que resaltaba la joyería minimalista que acompañaba al conjunto. Un outfit perfecto para brillar, con sutileza, en cualquier evento de alto perfil como el Baile de la Rosa.
Por su parte, Beatrice Borromeo ha escogido un vestido, confeccionado en una tela ligera con caída exquisita, que creaba un efecto casi celestial en movimiento. De color rojo, evocaba pasión, mientras que la fluidez de la falda, aportaban sofisticación. El peinado es una versión elegante y moderna de la clásica coleta alta. Destaca la trenza lateral que se entrelaza con la coleta, añadiendo un toque romántico y detallado al look.
Después de la entrada de todos los asistentes, ha tenido lugar la cena, los bailes y la subasta. Y es que, aunque se trate de una cita en la que los que acuden lucen sus mejores galas para impresionar a los allí presentes, no hay que olvidar que se celebra para recaudar fondos y ayudar a los más necesitados. Los seguidores de la realeza monegasca ya cuentan los días para la celebración de la próxima edición, en marzo de 2026, y que será la septingentésima.